Se encontraron al atardecer en el parque, como cada martes, junto a la fuente del agua azulada. Ella, sobre prudentes tacones y ataviada con su mejor vestido, el de color marfil y finos encajes. Él, vestido como un caballero inglés, con su elegante traje oscuro de raya diplomática y su pañuelito blanco asomando indiscreto desde bolsillo de la chaqueta. Uno frente al otro, se tomaron con timidez de las manos. Él la contempló extasiado: su niña, su amor, su princesa recién salida de un cuento escrito sólo para él. Paula bajó la mirada, abrumada por el deseo que vio brillar en los ojos de Miguel. Percibió en el interior de su estómago el rápido aleteo de un ejército de mariposas rosadas, y sonrió: aún era capaz de sentir.
Cogidos del brazo, en silencio, caminaron sin prisa hacia la calle Mayor, recorriéndola bajo los mismos soportales que tantos paseos habían cobijado durante aquella juventud lejana y que, aquel día eran testigos, una vez más, de sus andares, ya lentos y renqueantes, pero más decididos que entonces y por fin, libres. Al llegar al número diez, Miguel se detuvo. Empujó el gastado portón de madera y guió a Paula hacia el interior del patio. Un húmedo aroma de geranios recién regados les envolvió en una bienvenida dulce y familiar. Amarrados por la cintura, subieron a la primera planta. Miguel había decorado el cuarto con decenas de velas encendidas, dispersas aquí y allá. Sobre la cama, tulipanes amarillos, los preferidos de ella, daban forma a un corazón perfecto. No supieron qué decirse, así que prefirieron no hablar. Sus cuerpos se fundieron en un abrazo infinito y, sin saber cómo, sus ropas, desintegradas de amor, terminaron por caer al suelo.
Dejaron de ser dos furtivos y se transformaron, por fin, en Paula y Miguel; sólo dos cuerpos temblorosos derramados sobre el lecho, entrelazados en aquella segunda oportunidad, cuarenta años después.
Hola Susana.
ResponderEliminarMe ha costado entender la historia. He necesitado tres lecturas, lentita que soy.
Parece ciencia ficción; pero hay amores así. Podrían contarse con los dedos de una mano, pero los hay. Simplemente los envidio.
Besos
El ejército de mariposas rosadas. Que bonita frase. Amor sin tiempo, y tiempo de amor. Saludos.
ResponderEliminarUna historia de amor, que deja de ser clandestina y prohibida por circunstancias, y que al final es posible.
ResponderEliminarMuy bonita.
Un besin
Bella historia Susuna.
ResponderEliminarUna historia de amor que perdura en el tiempo a pesar de todas las circunstancias por las que debieron pasar. Era justo que después de cuarenta años pudieran fundirse en un solo cuerpo.
Besos
Susana, aleteo de mariposas en el estómago, velas, olor a geranios, todo un escenario sugerente para el amor después de tantos años, 40, todo un record, unidos los cuerpo. Felicidades a Paula y a Miguel.
ResponderEliminarLa semana que viene mi marido y yo cumplimos 35 juntos, mariposas en el estómago y...jajaja.
Bsito, natalí
¡Hola! Gracias por pasar a verme. No suelo yo escribir al amor, al menos así tan directamente, pero en realidad es el mejor tema sobre el que se puede escribir, ¿no creéis?. Y si además se trata de amor duradero en el tiempo, mejor que mejor.
ResponderEliminarMuchos besos y mucho amor.
No hay edades para el amor...y lo que no fue en la juventud pero debería haber sido...sin duda alguna vez será!
ResponderEliminarHermosa historia! muy tierna.
un abrazo.
Me encantan estas historias de segundas oportunidades, que tú has dibujado tan bien.
ResponderEliminarPrecioso tu micro, que bonito que tuvieran una segunda oportunidad para demostrarse lo que se amaban
ResponderEliminarMe ha encantado como has descrito la ropa elegida para la ocasión, da la sensación de que la eligieron con tanto cuidado como si de su boda se tratase
Un beso de Mar
Susana, muchas gracias (ya contesto, je, je). Es que no me da tiempo a nadaaaaaa, je, je.
ResponderEliminarA ver si me organizo y os leo.
Qué romántico, parece mejor así que visto de otra manera. Yo me entiendo y no voy a declarar aquí mis sentimientos sobre el amor...
ResponderEliminarNo sé que tienen los martes, pero he leído historias sobre "Un café a las cinco" y precisamente este día.
Saludos.
Muy bueno lo tuyo, seguí adelante. El futuro está en las letras. Suerte.
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