sábado, 31 de julio de 2010

CRUZAR LA LÍNEA

Silencio absoluto. He cotejado todas las pruebas. He revisado todos los informes. Ya estoy preparada para anunciar mi veredicto y dictar condena. No vacilo: “Reclusión indefinida en la sala de aislamiento”. Mi maza cae implacable. El demandante esboza una sonrisa triunfal. El condenado se derrumba y rompe en llanto. Mi marido se acerca a él y le abraza con ternura. Me mira de reojo, indignado. “Esto ya es el colmo, Mariví, en serio. Vamos, cariño; devuélvele a tu hermano la pieza de su maqueta”. Se marcha dando un portazo, con nuestro hijo pequeño en brazos y el más grande de la mano. Yo permanezco en mi despacho, sola. Trato de serenarme. Revuelvo con el rastrillo la fina arena del jardín zen en miniatura que tengo sobre el escritorio. No funciona. Cierro los ojos y respiro a la vez profundamente. Dios… quizá sí debería plantearme en serio lo de la excedencia…

6 comentarios:

  1. jjejejjejeje...es que esos diablillos sobrepasan con sus locuras a cualquiera! jejeje
    Saludos.

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  2. Qué bueno, a veces es imposible no llevarse el trabajo a casa. Un beso, guapetona.

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  3. hay que pedir más excedencias,, todos a la vez..

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  4. Hola, Susi:

    Yo también te echaba de menos. Este micro ya lo había leído, me hizo sonreír y pensar en otras profesiones; probablemente un psiquiatra pasaría a los niños un test y les daría un cuartito de orfidal y un panadero les perseguiría con el rodillo de amasar... jajaja, deformación profesional. Es muy bueno.

    Ayer sentí la necesidad de publicar el homenaje para Hiroshima y Nagasaki y de comunicarme con vosotros ante tanto silencio... Ando retirada de la bloggosfera, aunque especialmente a tí siempre te leo, Susi.
    Te dejo mi correo del blog:

    juancsolana@orange.es

    Escríbeme a esa dire y te pasaré mi correo privado, ¿vale? Así te cuento todas las andanzas de este extraño y caluroso verano...

    Muchos besos, preciosa.

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  5. ahí ando yo ahora mismo, dirimiendo conflictos entre mis hijos, y cuesta

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  6. A veces cuesta tanto separar el trabajo de la vida familiar...

    Muy bueno, Susana.

    Un abrazo

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