jueves, 11 de noviembre de 2010

NO SUELTES MI MANO

Mis pasos repiqueteaban sobre las brillantes plaquetas a medida que caminaba a lo largo del pasillo blanco e interminable de la quinta planta. El mismo ambiente de cada tarde: el aroma suave a medicina y a limpieza extrema, ese ir y venir de conocidas batas blancas que me saludaban con un gesto... Aquella era mi última visita del día. La dejaba siempre para el final, tras haber pasado por pediatría y por oncología, porque me gustaba dedicarle un poco más de tiempo a Ángela. Había perdido a su familia en el terrible accidente, dos años atrás, y no tenía a nadie que acudiera a visitarla.

La puerta de la 511 estaba como siempre, entornada. Llamé, por inercia, aún sabiendo que no recibiría respuesta.

     -Hola Ángela. Ya estoy aquí. ¿Cómo estás?

El monitor emitía su incesante bip-bip. Deposité el bolso y la chaqueta sobre la butaca solitaria de la esquina y me senté en el borde de la cama. Imaginé a la dulce Ángela, respondiendo a mi saludo, con una voz que yo le adivinaba aterciopelada y suave. Le atusé el cabello, del color de un campo de trigo, tomé su mano inerte y muy blanca en las mías y comencé el relato de mis peripecias del día: mis problemas en la oficina, mis clases de pintura en el taller del centro, el tiempo que hacía aquel día. Le hablé sin parar, como hacía cada tarde, haciéndole preguntas, riéndome de mis propias gracias, sin soltarle la mano ni un solo instante.

Una enfermera risueña interrumpió mi monólogo.

     -Hola, Pilar- me dijo. No fallas ni un solo día ¿eh?

     -Estaba aquí contándole a Ángela el buen día de primavera que hace hoy, por fin.

Vislumbré un cierto aire compasivo en la mirada de la enfermera. Supe que su compasión, más que por Ángela que yacía en su cama ajena a todo lo que ocurría a su alrededor, era por mí. No todos comprendían mis motivos para estar allí todas las tardes, con ella, desde hacía tantos meses. Sin embargo yo seguía estando segura de que mis palabras y el tacto de mi mano sobre la suya, podría provocar, lejos, quizás muy en el fondo del alma de aquella mujer hermosa, dormida en ese sueño profundo e infinito, alguna reacción, algún estímulo, algún progreso.

Cuando la enfermera salió, cerré los ojos y acerqué la mano de Ángela a mis labios. Cuando alcé de nuevo la vista, una pequeña lágrima escapaba furtiva de entre sus párpados cerrados. El corazón me dio un vuelco.

     -¡Ángela! -exclamé, casi gritando-. Ángela, ¿me oyes? -Presioné con desesperada insistencia el timbre rojo de enfermería y dos sanitarios entraron en la habitación casi al instante. Continué aferrando la mano de Ángela, apretándola muy fuerte, mientras uno de ellos examinaba sus pupilas con una pequeña linterna en forma de bolígrafo y tomaba nota de la lectura de los monitores. Sacudió la cabeza y se volvió hacia mí:

     -No hay ningún cambio, Pilar -me dijo.

     -Pero… No puede ser. ¿Y esa lágrima? ¡Esa lágrima es real!

     -Sí, es real. Pero ha podido ser una reacción física involuntaria, Pilar. A veces pasa. Al igual que puedes percibir en ella alguna contracción muscular, y eso no siempre significa que se esté produciendo mejoría alguna -colocó su mano sobre mi hombro-. Lo siento.

Cuando volvimos a quedarnos solas, por primera vez, después de tanto tiempo, no supe qué decirle a Ángela. Sequé con mi pañuelo perfumado de lavanda el pequeño reguero húmedo que surcaba su mejilla, respiré profundamente y casi sin darme cuenta continué mi charla solitaria sintiéndome segura, más que nunca, de que la mejor decisión que había podido tomar era la de no soltar su mano jamás.


19 comentarios:

  1. Que bonito que hayas hablado de estas personas tan especiales que voluntariamente visitan a enfermos para simplemente acompañar en esos momentos tan difíciles de la vida en que la salud te abandona. Las personas como Pilar hacen que aún tenga esperanzas en la bondad del ser humano.
    Precioso, como siempre.
    Un abrazo Susana, Ibso.

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  2. Siempre que te leo, me estremezco, Susi.Sabes "tocar" nuestras almas con tus cálidas letras... unas letras que jamás sueltan nuestras manos, ávidas de delicados "bollitos" literarios, tiernos y recién horneados :), como esta bonita historia...

    Los médicos casi siempre ven en los sentimientos puras reacciones fisiológicas... Pilar sabía lo importante que era no soltar a Ángela... seguro que, alguna vez, se lo podría decir ella misma.

    Un besito, mi niña.

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  3. Que van a saber realmente los medicos de estas cosas . Pilar , si que lo sabía !
    Precioso y alentador relato .

    Besos desde Málaga.

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  4. No todo el mundo sirve, ni está preparado para trabajar en un hospital. No se trata solamente de tener conocimientos médicos y llevarlos a la práctica, se trata también de implicarse en esos valores de sentimiento humano y no manipular con tanto cuento y tanto psicoanálisis, como si los enfermos que no tienen defensa ninguna, fuesen despojos a los que se les manda callar con un abuso de poder despreciable.

    No pongo en duda de que a veces, es muy duro y sacrificado para el personal docente que atiende, estar en el lugar que están, pero esa es su profesión y debiera de ser su asignatura pendiente desde el momento en que la eligen. Con esto, no quiero medir con la misma vara a todo el personal facultativo que lo hay maravilloso, pero la verdad es que existen algunos cardos inhumanos, de ambos sexos, con muy poca predisposición vocacional que no se merecen trabajar donde están y que el hecho de que tengan preparación no les exime de otras cualidades afectivas que van conjuntadas con el propio vestido teócrata.

    Yo he sentido más de una noche, estando ingresado, llorar a una paciente, puerta con puerta, por no ser atendida y en el centro de guardia, el personal de enfermería se pasaba la noche de charla, riéndose y tomando café, mientras escuchaba las más estúpidas e insulsas ocurrencias, a la vez que una despótica voz decía ¡¡cállate de una p... vez!!

    Por eso, en esos momentos que te encuentras indefenso y ves el carnaval de plata que hay a tu alrededor, cómo no vas a agradecer una sonrisa sincera, no risueña y que una mano voluntaria, coja la tuya como lo hizo Pilar, para apoyarte en los últimos y duros instantes de tu vida.

    Mi única satisfacción fue cursar una reclamación para ayudar al ogro del bosque y a los futuros pacientes con un "reciclaje". Yo la verdad es que tuve una gran suerte porque me atendieron bien.

    Me ha gustado mucho tu relato, gracias Susana por tocar estos temas tan humanos y discúlpame por extenderme, ya que va a parecer que el relato lo hice yo.

    Tengo un poema que habla de aquella experiencia.

    Un fuerte abrazo. Juan.

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  5. Susana,lo hiciste de forma sencilla y entrañable.Estuvimos ahí con Lucia esperando ese milagro,que sin duda alguna llegó a darse...El cariño humano es la mejor de las energías y sana,ya lo creo que sana, como una medicina...!!
    Mi felicitación y mi abrazo,amiga.
    M.Jesús

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  6. Magnífico texto, Susana.

    Tienes una manera de escribir, verdaderamente maravillosa. Sabes transmitir sin artificios.
    De una forma fluida y amena, llegas a tocar sutilmente, la fibra del sentimiento.

    Buen mensaje el que nos deja tu relato, que nos invita a la reflexión.

    Un abrazo.

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  7. Hola IBSO: La verdad es que todo el que dedica una parte de su tiempo a los demás de manera altruista, se merece el más bonito de los reconocimientos. Con este post pretendí hacer un pequeño homenaje a todas las "Pilares" del mundo. Gracias por pasarte por mi blog.

    ¡Mar! Mi "Marcita"... gracias por seguir leyendo mis historias. Qué importante que una mano amiga se pose sobre la nuestra cuando estamos enfermos o cuando las cosas van mal, ¿verdad? Me encanta verte por aquí, guapa.

    Hola ANNICK: Los médicos deberían ser los que más supieran de estas cosas. Desgraciadamente no siempre es así, aunque hay muchos grnadísimos profesionales de la salud y de los sentimientos también. Un besote muy fuerte.

    JUAN! Puedes explayarte lo que quieras en tus comentarios. ¡Faltaría más! Es cierto que los profesionales que trabajan en hospitales acaban en su mayoría inmunizados al dolor. En parte es normal, pero sin rebasar cierto límite. Yo también he visito actitudes y comportamientos terribles en centros hospitalarios. Aún así sigo confiando en que detrás de cada bata o uniforme blanco, haya un ser humano.

    Hola M.Jesús. Muchas gracias por venir a leerme. Tienes toda la razón del mundo: el cariño puede ser el mejor de los remedios.

    ¡Hola Caracola! Gracias por tus palabras. Me gusta saber que de alguna manera mis historias invitan a la reflexión y tocan el corazoncito. Mil besos.

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  8. Gracias Susana, yo se que mi comentario no venía al tema, aunque algo sí en parte y tenía que decirlo.
    Como ya he podido observar que me has escuchado y entendido por tu certera contestación, desde aquí, te doy las gracias por tu comprensión, atención y afecto.

    Un abrazo Juan.

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  9. Hola Susana.
    Como siempre un micro impecable, magníficamente relatado y que nos deja pensando en muchas cosas.
    Los médicos saben mucho del cuerpo físico pero creo que emocionalmente algunos de ellos andan justitos, aunque también pienso que deben hacerlo así para intentar no involucrarse personalmente en cada paciente y no llevarse los problemas del trabajo a casa
    Un beso de Mar

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  10. Otro relato que demuestra tu gran sensibilidad para tratar los temas más difíciles. Felicidades.
    Un abrazo.

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  11. Susi, me has dejado con el corazón suspendido en miles de sentimientos.
    No sueltes su mano, que vuelve ya mismo.

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  12. Este fue como un excelente capitulo de Grey´s Anatomy... XD...Que buena historia.. me lo he imaginado todo...Saludos

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  13. Susi, te ha "quedao niquelao" :D

    Me gusta muchísimo tu nuevo look, aire melancólico y sereno. Bellos tintes y fondos para ilustrar las mejores historias y relatos de la bloggosfera.

    El cuadrito de "Palabras Mágicas" ¡¡es mágico!! ;)

    Espero con avidez tu próximo ¿relato?, ¿micro? jejeje

    Besitos, mi niña.

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  14. Hola Su

    Siempre es bueno pasar por este espacio donde la sencillez conmueve y nos eriza la piel.

    Pilar simboliza el amor y la esperanza que parecen entremezclarse para ser la medicina (esa que llaman alternativa) para darle y darse algún motivo de felicidad.

    El relato encierra no sólo el momento cumbre sino ese homenaje a la mujer que entrega su tiempo y parte de su alma por el semejante. Eso, también hay que destacarlo.

    Muchos cariños...

    PEPE

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  15. Qué hermoso blog, amiga!
    Bello todo lo que escribes... Te felicito!!

    Se nota mucho amor en cada cosa.

    Besos.

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  16. Precioso, emotivo, fantástico
    Sabes llegar al corazón de cualquiera con tus palabras.
    Un abrazo

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  17. Hola Su

    Pasaba para saludarte. Espero que todo esté bien por allá...

    Muchos cariños...

    PEPE

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  18. Hola Su

    Siempre atento a ver si nos dabas un poco más de tu sensibilidad escrita.

    Pasaba para saludarte, me voy un poco triste porque no te encontré... No dejes pasar mucho el tiempo y date un ratito para estar entre los que te admiramos.

    Muchos besos y te espero por casa...

    PEPE

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  19. Bueno, para que veas que me acuerdo de ti, quiero y deseo que tengas una noche feliz con un despertar de regalos y de dicha. Ya vienen los Reyes...

    Un abrazo amiga. Juan

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