Mis huesos se contraen primero, para luego estirarse hasta el límite. Se retuercen y se arquean hasta que la piel está a punto de reventar en cada articulación de mi cuerpo, lacerado y rendido. El mordisco salvaje de un dolor descomunal parece atrapar mis entrañas. Desgarra mi cerebro e inyecta mis ojos en sangre, una sangre espesa, viscosa y turbia, que encharca mis párpados hinchados y nubla mis dilatadas pupilas. Echado en posición fetal sobre la hojarasca y el barro, mis dedos se arquean con un espantoso crujir, como el de madera reseca. Siento que una fuerza extraordinaria succiona cada uña de mis dedos, hasta desenvainarlas casi por completo y convertirlas en ganzúas, largas, curvas, y tan repugnantes… El olor fétido de mi propio aliento envuelve mis encías contraídas y sangrantes. De pronto, sin previo aviso, el daño cesa, el sufrimiento por fin se apaga y mis músculos se relajan, vencidos, agotados y sumisos. Encogido aún me arrastro hasta que consigo culminar la cima del peñasco más grande, en lo alto del acantilado. Después, sólo cierro los ojos, me dejo empapar por la reconfortante brisa helada y, con una fuerza inusitada y nueva, escapa de mi garganta un aullido, que saluda ferviente a la luna, brillante, formidable y, esta noche, inmensa y llena.
¡El hombre lobo! Jolín Susana, hasta el ultimo segundo no he sabido de qué se trataba.
ResponderEliminarHe pensado que era un feto a punto de convertirse en bebé nacido y fíjate que sorpresa. Muy bien escrito.
Un abrazo
Desde luego, Susana, a mi tambien me has tenido intrigada hasta la ultima linea.
ResponderEliminar¿Como no vas a ganar Premios?
Estas hecha una maestra de los relatos.
Muy bueno.
Un besazo
Hola Ardilla. ¡¿Un feto?! Jajaja. ¡Me has hecho reír con este comentario! Me alegra que el micro mantenga la intriga hasta el final. Gracias, guapa.
ResponderEliminarTag, jo, no me digas esas cosas, mujer, que me da mucha vergüenza... ójala fuera yo maestra de algo. Muchos besitos.
Nunca había leído una descripción tan precisa y creíble de lo que debería ser una metamorfosis! jejeje
ResponderEliminarExcelente texto!
Yo no he tenido ninguna duda, desde la primera línea se intuye una trasformación descomunal, aunque la de un feto lo fuera nunca asociarías dolor terrible con un final tan bonito como un bebe.
ResponderEliminarSusi, la transformación es excelente, mañana en margarita, jeje.
Abrazote fuerte
Susana
ResponderEliminarHoy te traigo un premio que quiero compartir contigo. Me lo dieron hace unos dias, y hasta hoy no he tenido tiempo de compartirlo.
Desde luego, para mi tu blog se lo merece más, por todos estos relatos que nos regalas continuamente, tan bien escritos.
Blog de Oro.
Espero que lo aceptes.
No tienes que venir a recogerlo, te lo he traido. Mira, pincha AQUI
Besos
Susana, tenemos tertulia no literaria con café.
ResponderEliminarTe espero en mi blog
Me ha atrapado tu transformación. Y el final no me lo esperaba. Magnífico relato y escrito con excelencia. Felicidades
ResponderEliminarBesos
Una siente como él cuando te lee, Susana, es magnífico.
ResponderEliminar