viernes, 10 de septiembre de 2010

BALLENAS EN NUESTRA PLAYA

Esta mañana una ballena vino a morir a nuestra playa. La encontró una pareja de deportistas que salió a correr al amanecer. Avisaron a las autoridades locales y, pronto, la playa se llenó de gente ansiosa por ver al inmenso cetáceo, inerte sobre la arena húmeda. El vaivén de las olas acariciaba su piel aún brillante. Permanecí allí de pie contemplando cómo cargaban el cuerpo del animal en la caja de un camión del ayuntamiento, con la ayuda de una grúa de gran tonelaje. Cuando se la llevaron, convertida tan sólo en un pedazo de carne, los curiosos fueron abandonando el lugar poco a poco. ¿Será así cuando yo muera? Probablemente. Se llevarán mi cuerpo en uno de esos coches fúnebres que evito mirar ahora cuando me los cruzo en la autopista; después lo enterrarán sin más. Quedaré oculto para siempre en el interior de un ataúd bajo una losa de mármol con alguna inscripción ingeniosa. Los asistentes a mi sepelio secarán sus lágrimas y se dispersarán deprisa, cada uno por su lado, como hormigas en una tarde que amenaza tormenta. Recompondrán sus gestos llorosos y volverán a sus vidas, mientras tratan de no pensarme ni un solo instante para no tener que sufrir por mi ausencia. Más adelante, al cabo de unos meses, quizá sentirán que por fin se relaja el nudo de sus gargantas y rescatarán de su memoria los momentos hermosos que compartimos. Y sonreirán, o eso espero, y pasarán página, y charlarán sobre mí en sus reuniones bulliciosas… hasta que llegue el día en el que, como hoy, otra colosal ballena venga, sin remedio, a morir a nuestra playa.

7 comentarios:

  1. Porque habra venido a morir sola en esta playa , lejos de los suyos ?.

    Besos desde Málaga.

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  2. ¡¡¡Susiiiiii, bieeeeen!!!

    Aquí estás, de nuevo, con tus preciosas y mágicas palabras; como si tuvieras la varita del hada de las letras, con un toquecito las vas juntando y ¡voilà!

    Me gusta mucho como nos hablas en este micro de la vida y la muerte, con sencillez y sinceridad, ¡nada de adornos! desde dentro, con el más absoluto y cristalino de los sentimientos, ¡bravo, picolina ;)!

    Y, sobre todo, me ha gustado tu manera de contarlo, circular -acaba como empieza-; así es también la existencia, el alfa es al omega, y el final es al principio...

    Un beso, mi querida hada de las palabras :)

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  3. muy bueno tu comentario, me encantó tu blog, desde hoy te voy a seguir, cariños desde Argentina

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  4. Así es la muerte.
    Sinceramente prefiero el final de la ballena, en el mar, acariciada por las olas. Lo del coche fúnebre y el ataúd no me mola.
    Me ha gustado mucho el desarrollo del relato.
    Un abrazo.

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  5. ups! se me borró el comentario?
    Qué mala suerte!
    En fin, solo decirte que quienes nos amen nos recordarán por lo que hayamos sabido sembrar en ellos. Esa será la herencia más valiosa que podramos dejarles.
    Un abrazo.

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  6. Hola Susana
    Pues así sera nuestro fin, tal y como lo has descrito, y realmente no me parece tan malo, unicamente lo de la fria losa de marmol, espero que mis cenizas puedan viajar entre las olas como lo ha hecho esa ballena y así poder vararme en muchas playas.
    Un beso de Mar

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  7. Muchas gracias a todos por pasar a verme. Vuelvo a disculparme por no tener tiempo suficiente para iros contestando uno por uno. La "vuelta al cole" está resultado más dura de lo que esperaba y tiene absorbido todo mi tiempo.

    De todos modos, me encanta que paséis por aquí. Siempre sois bienvenidos.

    Un abrazo muy fuerte Annick, mi querida Mar Solana, Robi (vuelve siempre que quieras), Maribel, Neogeminis y Mar.

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